Mié, 10/10/2018 - 15:05
- Mujer Profesional + Finanzas
Mujeres emberá diseñan un nuevo lugar donde ahorrar su dinero sin temor a la discriminación
Por: Raquel Sánchez
Cuentas de ahorro, libretas navideñas e incluso préstamos, son parte del abanico de productos de una "caja rural" que lideran mujeres Emberá en el corazón de la selva panameña, que se han propuesto convertirlo en un banco solo para los indígenas para acabar la marginación que sufren. Cansadas de los obstáculos y discriminación de no ser sujetos de crédito para tener una cuenta en una entidad financiera, solo por el hecho de no contar con ingresos estables y por ser indígenas, estas emprendedoras crearon desde 2015 el proyecto con apenas 22 socias, como comúnmente se dicen entre ellas. Armadas de varios libros de contabilidad y una pequeña caja fuerte, este puñado de féminas del poblado de Ipetí Emberá-Alto Bayano, en el distrito de Chepo, 59,5 kilómetros al este de la capital panameña, se reúne cada martes, en un centro de salud, usado solo para ese acontecimiento de forma momentánea. En medio del asentamiento, aún enmarcado por las tradiciones de la etnia, la caja rural inicia labores, el primer paso, la lista de asistencia, aquella que llegue tarde se somete a la sanción de pagar 25 centavos de dólar, y la que no llegue, un dólar de multa.
Así lo confirma a Acan-Efe la presidenta de la Caja Rural Ipetí, Melina Casama, quien sostiene que es vital para llevar un control de los que van a pagar préstamos y ahorros en las cuentas corrientes, de navidad y escolar. Explica que esta iniciativa para combatir la exclusión financiera que viven gran parte de las personas con bajos ingresos, sobre todo indígenas, da paso a que estos puedan obtener sin tantos requisitos asistencia monetaria, a cambio de un compromiso de pago. Pero, para poder acceder a esta alternativa, es necesario que la persona sea del poblado de Ipetí, tener 18 años de edad y ser socio, ya sea tipo A (accionistas), B (con cuentas y derecho a préstamos) y C (solo cuentas) en el proyecto.
"Hoy día es difícil ahorrar, pero con algo que depositemos, tenemos una esperanza de suplir alguna necesidad o urgencia dentro de nuestros hogares", declaró la indígena. La presidenta y su comitiva sueña en grande, por eso aspiran a crear una estructura bancaria más formalizada, según ella, y convertirse en empresarias de su comunidad. "Siempre hemos pensado desde que nos fuimos organizando, en soñar en tener un banco propio dentro de la comunidad, y que nosotras lo manejemos", aseguró. Una de las beneficiadas es Gloria Samana, una artesana que hace canastas a partir de la palma chunga, o en dialecto emberá "jiwa", quien reconoció a Acan-Efe que el proyecto ha sido beneficioso para su familia, sobre todo ahora que su esposo no trabaja por problemas de salud.
"Si ganamos 40 dólares de nuestra venta de artesanías, metemos la mitad al ahorro, y la otra la usamos para nuestros gastos (...), la caja rural nos ha beneficiado, en parte porque evitamos salir de nuestro pueblo y estar expuesto a que alguien nos ataque", mencionó. La caja rural, supervisada y planeada por la oenegé internacional "Brigadas Globales", es asesorada por la técnica Evidelia Martínez, quien, mientras recibe el dinero de las usuarias, relata a Acan-Efe que hasta ahora, el capital es de 13.577 dólares con 94 centavos, sin incluir los activos, un próximo salón de reuniones. "La caja mantiene 15 préstamos vigentes, con un capital de 5.744 dólares con 94 centavos, en la libreta de la cooperativa 1.270 con 70 centavos, y en caja chica, 1.561 dólares con 47 centavos", describe Martínez. Detalla que cuando efectúan préstamos menores a 500 dólares la garantía se balancea con los ahorros y en caso de exceder esa suma, el respaldo es algún bien con un valor mayor al solicitado. Hasta ahora hay cero mora en los pagos, un sinónimo de responsabilidad dentro de la organización.
Aunque ve positivo el flujo monetario y los pagos a tiempo que hacen las indígenas, a Martínez le preocupa que la cantidad de dinero que está ingresando es alta, en parte porque en el estatal Banco Nacional, donde realizan sus depósitos, tiene un límite para ingresar el dinero. Señala que el Banco le ha mencionado que deben constituirse como cooperativa, para ampliar su rango de depósito, pero esto conlleva someterse a un proceso para adquirir la personería jurídica, lo que necesitaría abogados, y dinero. En una entrevista previa, la presidenta del Congreso General Emberá de Alto Bayano, Sara Omi, única mujer en ocupar un alto cargo en el Consejo Nacional de Desarrollo de los Pueblos Indígenas, dijo a Acan-Efe que la caja rural ha sido el remedio para suplir las necesidades que sufría su comunidad.
"Esta alternativa va desde la propia visión de la comunidad, dado que estos pueden invertir en la recuperación de la identidad cultural, a los emprendimientos turísticos o la recuperación de la seguridad alimentaria; hasta ahora ha servido para solventar ciertas necesidades puntuales como educación y salud", precisó. Esta propuesta esta en vías de concretarse por parte de las mujeres indígenas, lideres natas que llevan adelante a sus familias, cultura y tradiciones, a las que no las detiene el mundo de las finanzas.