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Fueron las femeninas quienes, a pesar de ser prohibido, se manifestaron en contra del gobierno del dictador Omar al Bashir
La revolución que hizo caer el Gobierno del dictador Omar al Bashir el pasado 11 de abril no hubiera ocurrido sin la participación de las mujeres, que saben que en Sudán ha comenzado un nuevo tiempo, y tienen la oportunidad de reclamar el espacio y el reconocimiento tantas veces aplazado por la tradición, la religión y el machismo. Pese a tener prohibido el derecho a la manifestación y saber que la protesta implicaba exponerse a todo tipo de abusos por parte de las fuerzas de seguridad, las mujeres protagonizaron durante meses las protestas que acabaron con 30 años de gobierno del dictador Omar al Bashir.
“Estuvimos expuestas a golpes, patadas y retenidas en las comisarías de policía; hay más de 175 mujeres sudanesas que fueron recluidas en la prisión de mujeres de Um Durman durante tres meses”, recuerda a Efe Tahany Abas Ali, responsable de la oficina legal de la iniciativa No a la Opresión de Mujeres. Aquellas mujeres "salieron a las calles el 7 de marzo, que coincidía con el día de la mujer sudanesa", dijo, agregando con sarcasmo, "para demostrar que estamos con los derechos de la mujer”. La presión contra las mujeres ha sido muy dura. Narró que en 2012 “algunas activistas fueron violadas” por milicias progubernamentales y la seguridad del Estado por manifestarse, “lo que causó terror" a las sudanesas que querían expresarse públicamente.
Pero no se amilanaron y por eso cuando ahora se discute la participación de las mujeres en los órganos que diseñarán el futuro del país no sienten que le deban nada a nadie. "Cuando recordamos nuestras peticiones y la agenda feminista incluida en la Constitución (...) inmediatamente nos confrontan con una campaña de rechazo, (nos dicen) no es el momento aún”, afirma. "Todo lo contrario, es el momento de hacer nuestras peticiones y reformar el estado de Sudán. Queremos que se tenga en cuenta de forma especial la agenda feminista”, agrega de manera firme.
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Recuerda que el régimen de Al Bashir “degradó la dignidad y derechos de las mujeres”, y que incluso aquellas que ocuparon cargos eran apenas “decoración” para demostrar a los comunidad internacionales que en Sudán hay “igualdad". Apunta que aún existe en Sudán un Código de Familia que permite el matrimonio de las niñas de 10 años; una ley de la nacionalidad impide que las mujeres sudanesas casadas con un extranjero otorguen la nacionalidad a sus hijos y una de inmigración que impide a la mujer viajar con sus hijos sin permiso del marido. "Estamos intentando liberarnos de la mentalidad machista", subraya.
La plataforma opositora de Libertad y el Cambio acordó una representación de 40 de las mujeres en la vida política, algo que para Abas no es suficiente. "Nosotros aspiramos al 50 %", afirma y agrega que la mujer sudanesa "está preparada académicamente, funcional y moralmente para presidir al consejo legislativo y el de ministros". Indica que han propuesto nombres para incorporar al Consejo Soberano, el órgano que dirigirá el país durante los próximos tres años, y que negocian la oposición y los militares desde hace semanas. "Lo decepcionante para el bloque femenino en general es el dominio masculino existente en las negociaciones", dice.
A su vez, la líder de la alianza de Las Mujeres Políticas, Entesar al Aqli, asegura a Efe que las Fuerzas del Cambio, plataforma que aglutina a la oposición "no se han adherido al porcentaje del 40 % de mujeres" en todas las instituciones de la autoridad transitoria. También lamenta que la discusión sobre la participación femenina justa no ha estado presente en los diferentes comités que toman la decisión del cambio, y es menor de lo acordado a pesar de su amplia participación en los comités de resistencia y manifestaciones.
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Nahed Yabralá, representante de la comunidad civil en la alianza de las Fuerzas de Libertad y el Cambio asegura que la mujer sudanesa no ve sus peticiones como un “regalo que se pide a alguien”. Es una participación igualitaria en los mecanismos del cambio, para lograr “un cambio verdadero y una transformación democrática que logren los objetivos de la revolución”, cuenta. "Este mensaje no es solamente para el Consejo Militar, sino también para todas las Fuerzas de Libertad y el Cambio, y su fin es garantizar una verdadera transición democrática con una participación justa de las mujeres", manfiesta Yabralá.