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Estudio revela que la interrupción de los programas de cribado de cáncer de mama en muchos países podría tener unos efectos letales.
La interrupción de los programas de cribado de cáncer de mama en muchos países por culpa de la pandemia podría tener unos efectos letales, con un aumento de la mortandad en mujeres que padezcan este cáncer, según advierte un estudio brindando el el XII Congreso Europeo de Cáncer de Mama.
La investigación sugiere que el posible incremento en la proporción de mujeres que mueren de cáncer de mama podría evitarse si se garantiza que las mujeres de más edad reciben la última prueba de cribado.
El estudio también indica que el riesgo podría reducirse si todas las mujeres que por su edad deberían haber sido revisadas durante la pandemia lo hacen ahora, aunque ya hayan superado la edad límite para los cribados.
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"Los cribados consisten en detectar el cáncer en un estadio inicial, cuando hay más posibilidades de tratarlo con éxito. Los programas de cribado del cáncer jamás habían sufrido una interrupción como ésta, así que no sabemos el impacto que este hecho tendrá", reconoce la investigadora Lindy Kregting, doctoranda del Centro Médico de la Universidad de Rotterdam (Países Bajos).
"Hemos querido investigar -detalló- cuál será el impacto a largo plazo sobre la mortalidad por cáncer de mama y también observar qué estrategias resultarían ser más eficaces para reanudar los programas de cribado".
Los investigadores simularon cuatro planteamientos diferentes para reanudar los programas de cribado tras seis meses de interrupción: una reanudación súbita en la que todos los cribados continúen en el mismo orden que estaban previstos; retrasarlos, excepto para las mujeres que deben recibirlo por primera vez; atrasarlos, pero aumentando temporalmente el límite máximo de edad para recibirlo y asegurar así que las mujeres no pierden el último cribado de sus vidas; y aumentar la capacidad para poner por completo al día todos los cribados pospuestos.
Los resultados se basan en el programa de cribado de cáncer de mama de los Países Bajos, parecido al de otros países europeos, en el que las mujeres de 50 a 75 años reciben una cita para revisión cada dos años.
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Así, basándose en las cuatro simulaciones, el modelo informático indica que el retraso de los cribados es el que tiene un resultado más negativo, con un aumento estimado de 2,35 muertes por cada 100.000 mujeres en los próximos 10 años, mientras que la puesta al día total es la estrategia menos negativa, con un incremento estimado de solo 0,13 muertes por cáncer de mama por cada 100.000 mujeres en la próxima década.
Sin embargo, los autores del estudio reconocen que esta última estrategia no resultará factible para la mayoría de los servicios de salud nacionales.
Los otros dos escenarios, el retraso salvo primer cribado y el del aumento de la edad límite, arrojaron respectivamente un aumento de las muertes de 1,98 y de 1,85 por cada 100.000 habitantes en los próximos 10 años.
El estudio sugiere que aumentar el límite máximo de edad para recibir la última revisión es la mejor opción para la mayoría de los programas de cribado.
"Nuestro estudio muestra que un retraso de seis meses conlleva un aumento modesto, pero siempre importante, en el número de muertes por cáncer de mama, y que la mejor manera de evitar muertes es ponerse al día con todas las pruebas de revisiónque no se han podido hacer durante la pandemia", resumió Kregting. EFE.
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