Muchos de nosotros no imaginamos la vida sin una canción o sin bailar un ratito. Mientras algunos prefieren el silencio como su fiel compañero, otros experimentan en su vida cotidana el poder que tiene la música sobre nuestras emociones y acciones... Y sí, sobre el sexo también.
Los datos están basados en el estudio 'Science Behind The Song', o lo que es lo mismo, 'La Ciencia Tras la Música', realizdo por el psicólogo musical, Daniel Mullensuefen de la Universidad de Londres, quién después del estudio concluyó en que la relación existente entre sexo y música puede llegar a ser tan potente que es capaz de interferir en las relaciones entre seres humanos.
La investigación contó con una muestra de 2000 personas con edades comprendidas entre los 18 y los 91 años, a los que se les expuso ante una de las bandas sonoras más reconocidas de la historia del cine: 'Dirty Dancing'. La película protagonizada por Patrick Swayze en los años 80 se convirtió en todo un hito no sólo para cinéfilos sino también para enamoradizos y amantes del sexo elegante. El 40% de las personas de la muestra consideraban que este tema les estimulaba de forma positiva mientras practicaban sexo con sus parejas.
Existe una explicación científica para esto: cuando escuchamos música, las áreas en el cerebro afectadas son las mismas que las que se ven relacionadas cuando tenemos sexo, o cuando comemos algo que nos gusta mucho; en pocas palabras, son las áreas del cerebro que registran e identifican el placer.