Razones por las cuales divorciarse existen muchísimas. Algunas respaldadas por estudios, otras no tanto.
Pero ahora se suma a la lista una nueva: el tipo de empleo que mantenga el marido. En un nuevo estudio publicado en la revista American Sociological Review, la socióloga de Harvard, Alexandra Achen Killewald, ha encontrado que los factores que aumentan la probabilidad de divorcio - en lo que respecta al trabajo, al menos - han cambiado en las últimas dos décadas. Resulta que la cantidad de dinero que el marido o la esposa hace que no es tan importante: Para las parejas contemporáneas, el mayor determinante es si el marido está trabajando a tiempo completo.
Ella siguió 6,309 parejas casadas entre 1968 y 2013, de las cuales 1.684 están divorciadas o separadas de forma permanente durante ese tiempo. Para entender bien la revolución, o el momento en el que las mujeres podían contar con seguir una carrera tiempo completo, separó las parejas en aquellas casadas antes y después de 1975. En el primer grupo, las mujeres que realizaban el 50 por ciento de las tareas del hogar tenían un 1,5 por ciento de probabilidades de divorcio en el próximo año, mientras que las que hicieron el 75 por ciento de las tareas del hogar tuvo la oportunidad de un 1,1 por ciento.
En el segundo grupo, el traajo de las esposas, remunerado o no, tuvo poco efecto sobre la probabilidad de divorcio, pero si el marido llevaba el pan a casa o no sí fue importante. Si fue empleado a tiempo completo, hubo un 2,5 por ciento de posibilidad de dividir en el próximo año, y si no lo era, había un 3,3 por ciento de probabilidad.
A partir de esos datos, Killewald llega a la conclusión de que la "circunstancia material" de la pareja tiene poco que ver con el divorcio: ni la cantidad de dinero que hace cualquiera de las partes, ni los salarios que ganan unos respecto a otros son factores determinantes. Además, no parece ser el caso que la dependencia financiera - o la independencia - de la esposa esté afectando la probabilidad de que una pareja se separe.
"Esto demuestra que, para los pares contemporáneos, las esposas pueden combinar trabajo remunerado y no remunerado de varias maneras sin poner en peligro la estabilidad de su matrimonio," Killewald escribió a 'Science of Us' en un correo electrónico. "Sin embargo, para esos mismos grupos de matrimonio, el riesgo de divorcio aumenta sustancialmente cuando no se emplea el marido a tiempo completo."
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